Las 7 cualidades y etapas de la curación del Dr. Edward Bach: Paz, Esperanza, Alegría, Fe, Certeza o Seguridad, Sabiduría, Amor. Edward Bach

Las palabras originales que Bach usa para hablar de estos siete estados del ser, son: cualidades (qualities) en 1931, y etapas (stages) en 1932. Hay diferencias entre las traducciones al español, así es que para evitar confusiones me ceñiré a las originales.

En la sombra y en la luz

Para continuar comprendiendo la importancia de estas bellas cualidades y etapas, digamos que en occidente el esfuerzo por favorecer la salud mental está más centrado en la sombra, en el trauma, en lo que está enfermo, en lo perturbado, en lo que está mal, en lo incompleto y en lo inmaduro. Esta focalización en lo defectuoso está en el desarrollo teórico y en la actitud clínica conversacional de prácticamente todos los abordajes psicoterapéuticos así como en la teoría de los modelos evolutivos o caracterológicos propuestos por muy distintos enfoques. Está muy difundida la noción de que vamos a terapia a sufrir.

Sí, el dolor enseña, pero lo contrario también. Bach fue el primer terapeuta de la mente en occidente que trazó un recorrido inspirado en la belleza del alma. Fue un pionero. En 1930 se adelanta varios lustros a la psicología positiva del Dr. Martin Seligman (las 6 virtudes y las 24 fortalezas), y nos descubre una terapia centrada en la persona y no en su enfermedad, anclada en el ahora (¡Tratad el AHORA!, escribe), promotora de lo virtuoso, y que aspira sin pudor a experiencias de amor, esperanza o fe.

Sí, también describió 38 defectos y todos llevan nuestra atención hacia lo que de verdad nos enferma. Menos mal, o corríamos el riesgo de formular en función del “ideal de mi misma” y no de acuerdo a lo que necesitamos. Por ejemplo, si pienso que sentir enfado no es de personas evolucionadas, entonces cuando me sienta disgustada tomaré Holly para calmar ese estado que contradice mi ideal de cómo debo ser: calmada, contenida, negociadora, congraciadora. Veo con alarma a mi enojo, quiero que desaparezca en vez de sentirlo como algo que también me informa de mí, de una herida recibida, de algo que no quiero, <photo id=”2″ />de un límite que necesito colocar. Mi ideal de mi misma me impide aprender de mi disgusto, y apreciar que lo que realmente necesito es Agrimony. Por similares derroteros camina Lotus para quien el ideal es su perfección espiritual contra la que atentarán sus emociones hostiles que no reconocerá; así es que se autoformula con la intención de “limpiarse” o de “aligerar la mochila”, en vez de tomar Lotus para ayudarse en la travesía por lo que más rechaza de sí mismo y no continuar demorando la unidad en el amor que tanto anhela. O como la persona con perfil Oak que cuando está cansada se formula Olive con la ilusión de activarse aun más, en vez de tomar Oak para reconsiderar su propensión al sobre esfuerzo y permitirse unas horas de descanso. He aquí algunos errores en la autoformulación cuando no la llevamos a cabo desde la conciencia cierta del defecto que describen Bach y otros elaboradores. Y podemos extender este error hacia nuestros consultantes, también nos acecha el riesgo de formular desde el ideal de lo que el otro “debe” ser. Por ello es importante que el terapeuta floral pase por la experiencia de ser paciente; al conocerse, formulará con mayor asertividad. Sigamos.

Comparto con mi reflexión y mi actitud terapéutica esta preocupación y ocupación en lo perturbado, acostumbro a colocar el foco en el defecto, pero no sin hacer lo propio en lo sano, lo bello, lo bueno, lo alegre, lo completo y lo maduro. Coincido con Bach en que …llevamos en nuestro interior la per­fección, y venimos al mundo simplemente para que podamos reconocer nuestra Divinidad. Reconocer lo hermoso en ti. Las personas tienen mucho de bueno y de bello dentro de sí, sucede que no lo ven, no aprendieron a mirar hacia ello, y esta es una de las más grandes causas de la enfermedad. ¿Puedo ayudar a que una persona redirija su mirada apreciativa hacia sí mismo? Con las 7 cualidades y etapas de la curación Bach nos pone sobre la pista de tal actitud en consulta.

Las cualidades

La primera enunciación que hace de cuatro de ellas es en Somos los culpables de nuestros sufrimientos (1931). La escribe luego de redactar su ya célebre Cúrese a Ud. Mismo. Es aquella en la que habla del hospital del futuro y del ...tratamiento del mañana que despertará cuatro cualidades en el paciente. Primero, paz; segundo, esperanza; tercero, alegría; y cuarto, fe.

Son indicaciones precisas y que no siempre resultan tan obvias acerca de lo deseable de un proceso de curación, a saber, que promueva el terapeuta el desarrollo de la tranquilidad, el optimismo, la alegría de estar vivos, y la fe en que el cambio no sólo es posible (esperanza), sino un hecho del que nos podemos fiar sin ningún género de dudas (fe o confianza). Un año más tarde, en el escrito Libérese a usted mismo, pasarían a formar parte de lo que llamó las siete etapas de la curación.

Como cualidades son bellos estados del ser y por lo tanto actividades que necesitan de nuestro deseo de ser realizadas. Son talantes, actitudes que podemos evocar y habitar cotidianamente, modos de responder a partir de la paz, de la esperanza, de la alegría, de la fe, la certeza, la sabiduría y el amor. Nos vestimos con estas siete cualidades más a menudo de lo que creemos, por ejemplo, cuando intentamos tranquilizar a nuestros hijos nos situamos en un escenario de tranquilidad interior (paz); si vamos a una boda nos disponemos hacia una actitud alegre; y cuando damos un buen consejo recurrimos a nuestro sabio interior. Esto te puede invitar a la pregunta por tu relación con cada una de estas siete cualidades. ¿Las evitas o las habitas? ¿Cómo?

Las etapas

En 1933, en Los doce curadores, Bach habla de etapas, es decir, de pasos que siguen un orden. Aquí ya entramos en la idea de una evolución, de un proceso. Se trata de las metas específicas y escalonadas de la curación bachiana. Os presento un esquema posible, es el primero que he pensado, tendré que ver si resiste el paso de la reflexión. Puede interpretarse como un esquema de las cualidades y de las etapas, están ligadas: para acceder a una etapa necesitamos desarrollar una cualidad.

Las 7 etapas son objetivos que él coloca siguiendo un orden curioso e interesante: primero la paz, lo último el amor. Son inclusivos: la alegría incluye en su experiencia a la esperanza y esta a la paz. Y el Amor incluye a todas. Son interdependientes: si no pacificamos (Paz) resulta difícil experimentar el sentimiento de la Esperanza, la pacificación del miedo es una condición para sentir esperanza. Y la Esperanza nos dispara a la Alegría que es vital, ligera, humorosa, curiosa, fluida y por lo tanto respetuosa, es la relación con el niño dentro y con los de fuera. Y esta, a su vez, nos arranca a la Fe que es fiarse, vale decir, a la confianza en un Dios fuera, Bach era un hombre que creía en el Señor,…pero por la fe en Dios uno puede caer y volverse a levantar.Para Bach, la fe es la absoluta confianza en que Dios nos levantará cuando caigamos. Y la Fe hace lugar a la Certeza a continuación, que también es Fe, pero en el Dios de dentro, en la Divinidad interior dice Bach. La Certeza, vale decir, la seguridad en uno mismo, es la conciencia cierta de nuestro poder realizador personal, algo que sin duda nos hace sabios. Aparece la Sabiduría, es el conocimiento experto, el pensamiento sabio, el consejero que escucha y dice palabras con las que se sana a sí mismo y al otro. Sabio es el que pronuncia y materializa conciencia. Y consciente es el que está plenamente consciente de sí mismo, en el asiento del presente. Y justo porque se siente arraigado en el ahora y plenamente en sí mismo, es que no se siente amenazado y puede hacerle un lugar al otro, vale decir, un espacio que no ocupa con su egocentrismo. Y esto es el Amor para Bach, la completa falta de egoísmo, la no resistencia a dar y a recibir.

La compasión. La fórmula compasiva

Tener en cuenta estas cualidades y etapas abre a la importancia de formular compasivamente, en particular en los pasos iniciales del acompañamiento floral cuando la pacificación (paz) y la renovación de la esperanza, son los primeros estados de la salud sentimental a promover.

Llamo fórmula compasiva a la que resulta después de escuchar el puro sufrimiento en la narración, sin buscar causas, ni sentidos, sin interpretar. Las personas llegan a nuestra consulta llenas de dolor. Pienso en las esencias que bien pueden pasar como una cinta por nuestra cabeza en las primeras entrevistas. Mencionaré algunas, no pretendo hacer una lista exhaustiva pero sí de las ineludibles:

FLORES DE BACH: Sweet Chestnut (desesperación), Mustard (profunda tristeza), Star of Bethlehem (no aceptación de consuelo -que es desahogo- con formación de trauma), casi todo el grupo 6º bachiano, Cherry Plum (miedo de estar enloqueciendo), Rock Rose (intenso miedo por un peligro que viene desde fuera), Gorse (desesperanza, estado de “sin remedio ya”), y Rescue remedy (emergencia).

FLORES DE CALIFORNIA (FES): Angélica (hasta Dios me ha abandonado), Love Lies Bleeding (mi dolor es el más grande, nadie puede comprenderme, nadie puede recogerme), Bleeding Heart (mi corazón está roto ¿con qué corazón he de seguir?), Echinacea (me siento herido, vejado, violentado, ultrajado), Penstemon (necesito renovar mis fuerzas para continuar con mi lucha).

Para formular con compasión hay que sentir compasión, y no siempre está a nuestro alcance. Hay momentos en los que no estamos en disposición de dar, y en otros es el consultante o el alumno el que no está abierto a recibir. Topamos con un muro, el propio o el del otro, cuando no el de ambos. La coincidencia es un arte, nuestro trabajo no es simple. A veces estamos en la buena presencia que valora lo bello y lo bueno, seguro que las más, pero en otras oportunidades la tarea es ardua. Pero aun reconociendo todo ello ¿podemos intentar no escondernos detrás de este o aquel muro personal, o no chocar con el del otro, y recordar lo que decía Bach en la descripción de Water VioletSu paz y serenidad son una bendición para quienes les rodean…? ¿Puedo ser una bendición para este consultante o para este alumno? Anhelo, y lo digo con el corazón abierto, que Dios me ayude a realizar la más inclusiva de las siete cualidades y etapas, el Amor; es decir, a devenir una presencia compasiva que sana, porque tal es el punto omega de la curación bachiana, y por lo tanto de la actitud terapéutica floral. Justo en estos días me estoy preguntando: ¿cómo no representar ni una mínima amenaza para la resistencia -que es trauma- del otro? ¿Será posible algo así: resultar completamente benigna? Si comparto lo que Bach pensó entonces la respuesta es Sí.

Susana Veilati, Terapeuta Floral Integrativa

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